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jueves, 9 de junio de 2011

¿Y por qué nos vestimos?

"LA MODA" ¿LA ROPA ES IMPORTANTE?


Por: Enrique Aliaga Rui



Para qué nos vestimos. Acaso tiene una importancia realmente grande, o solo es para que los otros me vean, porque de ser así carecería de mucho sentido ¿o no?

¿Por qué surge el vestido? El filósofo Alfredo Cruz cita tres finalidades en el vestir; “la primera, abrigarse, la segunda no ser vistos, es decir cubrirse, y la tercera ser vistos por los demás de una forma agradable”. 
El vestido, por lo tanto, se convierte en una necesidad vital que ha ido evolucionando a lo largo de la historia, al igual que otros comportamientos humanos.

Del mismo modo que la cocina ha enriquecido los alimentos que antes se tomaban crudos, el hombre ha querido embellecer aquellos primeros atuendos mediante tejidos, formas y colores distintos adaptándose también al entorno y a la forma de vida.

No se viste igual en el Polo Norte, donde la necesidad de cubrirse es primordial, que en el Ecuador; no utiliza la misma ropa un directivo en su trabajo que en su casa; es diferente el tipo de vestido en Oriente que en Occidente. En estos ejemplos, se observa como las diferencias en la forma de vestir no se refieren sólo a las condiciones climatológicas de una zona sino también a las costumbres y a la cultura de un país.

La cultura es un factor determinante a la hora de marcar las tendencias de la moda; esto es fácil observarlo en las pasarelas y escaparates. En una época como los ochenta, donde el mundo se miraba en el espejo de los Estados Unidos, era frecuente encontrar el vaquero yanqui inundando las tiendas del mundo entero.

Hoy, sin embargo, cuando en Occidente toma peso el pensamiento y la cultura oriental, no es extraño ver a las grandes modelos enfundadas en túnicas de seda color pastel. Se puede decir, por tanto, que el fenómeno de la moda engloba otras realidades culturales más amplias. 
El vestido está relacionado con la idiosincrasia de un país, con su clima, su historia, sus costumbres, su nivel económico. “El traje es, sobre todo, una fotografía social de un momento histórico. Un verdadero flash que sintetiza la realidad y los anhelos de una época. Como símbolo y expresión sutil de la realidad humana abarca desde la economía, la tecnología o la ciencia hasta la psicología, la sociología o la historia; es pues una materia únicamente abordable desde el punto de vista interdisciplinar y de muy complejo análisis. 

La moda tiene además una específica cualidad: detecta de inmediato las tendencias estéticas y éticas colectivas. En una palabra: la sensibilidad mostrada por ese fenómeno social que llamamos moda, permite anticipar fenómenos sociales que se harán después realidad”
En este sentido, entendemos que el filósofo Anatole France dijera que, si volviese al mundo un siglo después de su muerte y sólo pudiese ver un libro para situarse en que momento estaba, pediría una revista de moda. Por otra parte, algunos historiadores consideran la evolución del traje como un elemento importante de estudio a la hora de valorar los cambios en la sociedad y la cultura.

En las páginas anteriores se ha visto, de hecho, como el cambio de la moda está sujeto a transformaciones sociales, políticas y económicas.
En gran medida, nos vestimos para los demás. Si no hubiera sociedad habría vestido, porque la necesidad de protegerse del clima y de respetar el propio cuerpo se mantendrían, pero no habría moda.

Ya Kant señala en su crítica del juicio que sólo en sociedad interesa tener gusto y que, si alguien se viera confinado por un naufragio en una isla desierta, sólo se vestiría para evitar el frío y el calor.
La razón es que no nos vestimos sólo para nosotros mismos sino fundamentalmente para los demás. Por eso, el diseñador Ted Lapidus situaba la elegancia en “saberse mirar con los ojos de los demás”.

Este vestir para los demás tiene, por otra parte, una doble vertiente; se utiliza la moda como medio de integración y de embellecimiento. Efectivamente, el atuendo es un elemento de integración en la sociedad. No en vano, a la hora de clasificar, por ejemplo, lo que llamamos tribus urbanas, uno de los elementos en los que nos fijamos es en cómo visten. 

Cuando un joven quiere integrarse en uno de estos grupos, antes incluso de aceptar sus ideas, imita la indumentaria de dicho colectivo.
Esta tendencia de “vestir como” no es exclusiva de las tribus urbanas; en toda la sociedad actual hay una cierta tendencia a la uniformización, a ir como los demás para integrarse, y a no apartarse del grupo social que elegimos con atuendos demasiado extravagantes. Por esto, las llamadas “tendencias de moda” se suelen seguir, aunque sea de reojo, por la mayoría de los mortales.

Pocos son los que quieren marginarse a causa de su forma de vestir. Casi todos, ante un acontecimiento social, hemos preguntado más de una vez cómo hay que ir, evitando con esta pregunta hacer el ridículo con una prenda poco apropiada. En la actualidad, ante algunos actos, la organización se adelanta a la pregunta de rigor y en las propias invitaciones señalan el traje preceptivo; chaqueta, frac, smoking...
Además de para integrarnos, la moda sirve para ser vistos y normalmente para ser vistos de una forma agradable, para gustar. La vanidad, el querer gustar, es un elemento importante en la configuración de la moda. La persona cuando busca un determinado atuendo lo hace para adornarse, para embellecerse. Por eso elige aquel vestido que potencie los aspectos positivos de su físico y disimule las carencias.

En este sentido, la función del vestido, el maquillaje y los complementos es muy importante. Una persona no demasiado agraciada, puede disimular sus defectos con un maquillaje estudiado, una mujer baja puede paliar su falta de estatura con unos tacones; el color negro puede difuminar los kilos de más, mientras que el blanco puede ocultar un exceso de delgadez.

Es cierto que se puede objetar que, frente a esta tendencia normal de buscar la belleza por la ropa, existe también una moda extravagante que a menudo no favorece y que incluso estropea los talentos naturales del individuo. No hay que engañarse, también en estos casos la persona quiere ser vista, quizá incluso de una forma desesperada busca llamar la atención, la mirada del otro.
De lo leído hasta el momento podemos ya ir sacando conclusiones. La moda bien entendida es perfectamente aplicable a la persona que busca la virtud. Porque en el querer estar de la mejor manera para los demás también esta el pensar en ellos y no solo en un capricho.
Pero se debe aclarar que el origen en si del vestido fue para cubrir, la economía al igual que otra ciencias busca dar el mayor bienestar a la persona todo empezó con el oiko nomos, administración de la casa pero luego se convirtió en todo un arte que consiste en dar el mayor bienestar al ser humano.
No podemos desvirtuar el inicio de las cosas, el vestido, la ropa, no son fines en sí al contrario son medios para…con esto se busca dar a entender que si bien es cierto la indumentaria y los accesorios embellecen a la persona, se han hecho para que esta los utilice y no para que la persona se convierta en el colgador de dichas prendas.

Ánimo no quiero que piensen que la moda es mala, solo tenemos que darnos cuenta que las cosas se tienen porque son buenas para nosotros y las necesitamos, y de nuestra necesidad sacamos un arte, aunque se podría caer en el peligro de que ese arte se convierta en una necesidad y desembocaríamos en el consumismo.

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