Una de las mejores cosas que nos ha podido suceder es el hecho de ser salvados, y en palabras de Joseph Ratzinger salvados en la esperanza, en estos momentos estamos atravesando uno de los tiempos más bonitos, bellos, esplendidos, para un alma joven y enamorada, con estas palabras hago referencia al “adviento”, tiempo de preparación para la llegada del redentor, no solo es una fiesta grande para los católicos, sino también para la humanidad entera, ya que universalmente es un tiempo familiar, de reflexión.
Yo les animo a que sea este un tiempo de cuestionarse, de pensar un poquito, de abandonar la rutina que nos aprisiona, y caminar con ligereza de espíritu, en el cual nuestro horizonte vislumbre mas allá de lo inmediato, que vislumbre la trascendencia, hace mas de 2000 años un personaje irrumpió en nuestra historia, el hijo vivo de Dios, se rebajo a la figura humana, para entregarse y quedarse del todo con nosotros, y nos regala su humildad, su entrega, su abandono a su realeza intemporal, para padecer como los hombres, de hambre, sed, vestido, entre otras coas, sumergido en la temporalidad. Pero no podemos olvidar que nada de eso se hubiera dado, sin la figura de una doncellita preciosa, la joven María, una muchachita limpia, pura, de inocencia grande, pero a la vez de una sabiduría asombrosa, ella acepto con docilidad y plena libertad el designio que Dios había predestinado para ella desde la eternidad, el de traer a la tierra al Emmanuel, al Dios con nosotros, que grande eres María y que sencilla santa doncellita, que en tu virginal seno guardaste cual sagrario de Oro la esplendida y pequeña figurita de nuestro Dios. Y es que es cierto, como olvidarnos de ella que fue la coprotagonista de tan dulce cuadro.
Yo les animo a que sea este un tiempo de cuestionarse, de pensar un poquito, de abandonar la rutina que nos aprisiona, y caminar con ligereza de espíritu, en el cual nuestro horizonte vislumbre mas allá de lo inmediato, que vislumbre la trascendencia, hace mas de 2000 años un personaje irrumpió en nuestra historia, el hijo vivo de Dios, se rebajo a la figura humana, para entregarse y quedarse del todo con nosotros, y nos regala su humildad, su entrega, su abandono a su realeza intemporal, para padecer como los hombres, de hambre, sed, vestido, entre otras coas, sumergido en la temporalidad. Pero no podemos olvidar que nada de eso se hubiera dado, sin la figura de una doncellita preciosa, la joven María, una muchachita limpia, pura, de inocencia grande, pero a la vez de una sabiduría asombrosa, ella acepto con docilidad y plena libertad el designio que Dios había predestinado para ella desde la eternidad, el de traer a la tierra al Emmanuel, al Dios con nosotros, que grande eres María y que sencilla santa doncellita, que en tu virginal seno guardaste cual sagrario de Oro la esplendida y pequeña figurita de nuestro Dios. Y es que es cierto, como olvidarnos de ella que fue la coprotagonista de tan dulce cuadro.
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Pues animo que la vida es muy bonita, vamos a caer muchas veces, pero hay estará siempre él para levantarnos, una y otra vez, hasta que lleguemos a su regazo….Que esperemos la llegada del Señor con pasión, con amor con alegría en familia, y los que estemos solos que sepamos, que la luz de la estrella de Belén nos alumbrará con más fuerza. Que éste adviento nos preparé para una fiesta mayor, porque las grandes fiestas se conocen por la vísperas.
Que vivamos este con alegría este precioso adviento
Enrique Aliaga Ruiz